¿Es posible que el ocio aporte algún beneficio?

El sentido de la palabra ‘ocio’ se ha transfigurado ligeramente con el paso del tiempo, atribuyéndole cualidades negativas de las que debemos escapar a toda costa porque “el ocio es la madre de todos los vicios”. Sin embargo, las actividades de distracción en los ratos libres son sumamente necesarias, no podemos apartarlas de la vida cotidiana por la gran cantidad de beneficios que aporta como motor de productividad y creatividad.

Los griegos consideraban que el ocio era un espacio ideal para el desarrollo de la filosofía, para enlazar ideas desde la ciencia hasta la política en un ejercicio mental que abarca todos los ámbitos de la vida del hombre. Es una de las pocas situaciones que permite el autodescubrimiento. Durante una actividad de ocio podemos despertar ciertas aptitudes como la escritura, el dibujo, la fotografía o desarrollar el oído para la música. El ocio puede ser visto, en este sentido, como una condición para el desarrollo humano en distintas áreas.

Dedicar tiempo al ocio puede ser considerado una inversión si pensamos en ello como una oportunidad de recargar baterías, proporcionando descanso a una mente y un cuerpo agotados. Por otro lado, el ocio también es una ventana al desarrollo de actividades que den frutos reales y tangibles. Tal como señaló Bertrand Russell en 1932 para su estudio titulado ‘Elogio de la ociosidad’: “En un mundo  donde nadie esté obligado a trabajar más de cuatro horas al día, toda persona con curiosidad científica podrá satisfacerla […] En el trabajo exigido bastará para hacer del ocio algo delicioso, pero no para producir agotamiento, puesto que las personas no estarán cansadas en su tiempo libre, no querrán sólo distracciones pasivas e insípidas”.