Travel Stories 1: Porque todo viaje tiene una  historia

Travel Stories 1: Porque todo viaje tiene una  historia

person access_timeJun 22, 2025 show_chart194 Vistas chatComentarios

¿Cómo le hago? Como cumplo con la vida adulta sin dejar atrás nada importante? ¿Cómo logro estar en donde debo estar sin dejar de cumplir donde debo cumplir? 

Ciertamente la vida de adulto llega sin avisar, con la misma habilidad que tiene la adolescencia de irse sin decir adiós. De esa manera una mañana despiertas y ya eres el señor responsable de tantas cosas y personas, que muchas veces te sorprendes a ti mismo cumpliendo roles que antes te maravillaban de otros y que no tenías idea cómo lo hacían, ya que creías que era por magia o capacidades sobrehumanas. 

Esta vez el truco de magia era en un solo día cumplir con tu casa, con tu amigo al otro lado del país y con tu trabajo en la ciudad. Es allí en donde el adulto que te convertiste hizo su magia, pero el 80% de esa magia la complementa tu ambiente y las personas que te rodean y que sin que te des cuenta, conspiran para que salgas adelante si desde un inicio tu te la crees de que es posible. 

Un amigo es muchas veces la famila que tienes no por nacimiento sino por elección en la vida y al fallecer un familiar de ese amigo de verdad te duele como si hubiese sido un familiar directo tuyo. La historia de este viaje va de eso, de acompañarlo aunque no lo esperaba, al otro lado del país en el último adiós físico a su padre, sin dejar de cumplir con las responsabilidades de tu casa y luego las de tu trabajo, en 1 mismo día. 

Muchas veces sucede que no puedes cumplir con todo y te sientes mal porque crees que pudiste hacer algo más para que todo sucediera de la manera correcta, pero no esta vez, esta vez si se pudo y fue gracias a empresas como FlyAeroRental quienes recordé (creo que hay 3 mas) que ofrecen vuelos privados a todo el país de forma segura, sin tanto trámite y a la hora que necesites. Una llamada en la tarde después, ya estaba programado el vuelo al día siguiente a las 9 am. 

Despegar de un aeropuerto siempre será esa sensación de liberar la mente, de poner en orden muchas ideas durante lo que dure el trayecto, de ver con otras perspectivas lo lento que se vuelve todo mientras viajas a mas de 500 KM/H y del porque de muchas cosas. 40 minutos después de muchas ideas y paz gracias al capitán Kant, aterrizas a 464 km en el aeropuerto Enrique Malek y comienza la realidad de nuevo, con el tiempo en contra, viajar hasta boquete, pero ya sin preocuparte tampoco porque gracias a dios existe uber y te recoge fuera del aeropuerto sin sobresaltos. Otros 40 minutos con el muy amable Julius de conductor para recorrer 49 kilometros hasta Boquete y cumplir con tu amigo.

Allí de pie en un momento tan solemne te das cuenta que te volviste ese adulto en que las personas confían, porque tu amigo entiende que no pudieras estar de un día para otro, precisamente al otro lado del país, entiende que tienes responsabilidades, que tienes trabajo, entiende muchas cosas de ti por las cuales no estarás y aún así apareces para mostrarle que no esta solo y que lo acompañarás en esa dura caminata. Allí aparece la magia de ese adulto que ahora eres, el que hace cosas increíbles por hermanos de la vida.

Un plato de comida de casa después, acompañado de pan del interior -no me preguntes que tiene pero yo digo que es amor por lo que hacen, ya que es delicioso- tocó algunas conversas ineludibles sobre el gran tipo que partió cuando papa Dios lo dispuso y de esa forma poder palpar el amor en ese hogar y que a pesar de todo, todo estará bien porque los que quedan se apoyan, esta vez con el padre de familia quizás ya no como soporte, sino como valuarte y protector espiritual para que sigan adelante a través de su legado. 

Nuevamente era hora de la partida de Boquete, el pueblo de mis amores, ahora con otra historia coleccionada. Abrazos después, rumbo al aeropuerto para estar a las 4:40 como Juan Luis Guerra (sorry otro chiste de señor adulto que no se cuando apareció) y 1 hora después despegar nuevamente rumbo a la gran ciudad para seguir cumpliendo con el trabajo ya no desde el celular, sino en un evento presencial. 

Pero este viaje de vuelta fue de reflexión y no solo por el mal clima donde nuevamente quedó evidenciada la pericia del capitán Kant, sino por percibir dentro de la tormenta la paz de confiar que al igual que las nubes que atravesábamos, todo iba a pasar e iba a poder disfrutar desde mi ventana uno de los más hermosos atardeceres a miles de pies de altura.

Minutos después y maravillado siempre por las luces nocturnas de la ciudad desde el cielo, tocó aterrizar nuevamente para olvidar la paz del hermoso atardecer y montarme en un uber que me recordaría el rugido de la ciudad a través del tranque descomunal que hubo ese día según me contaba Raúl, el conductor. 1 hora después fueron 9.6 km de furia en el camino y que al igual que en World War Z, parecíamos zombies tratando de pasar uno encima de otro para llegar a nuestro destino. 1 Hora después estaba por fin, en el evento de mi cliente cumpliendo con mi trabajo para sentir la satisfacción del deber cumplido. 

Luego de tanto, con el cansancio como maleta de viaje, camino a casa solo sonreía por repetirme la frase, finalmente si se pudo. Finalmente le das una palmada en la espalda al adulto responsable que sigue apareciendo para salvarte y que eres tu mirandote al espejo. Finalmente nos transformamos en lo que nos imaginamos que podíamos ser, sea que te veas de la forma positiva o de la otra que solo vera lo malo. 

Y hasta aquí la aventura de esta ocasión, porque recuerda que no toda historia tiene un viaje, pero todo viaje siempre tendrá una historia…



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