Inclusión laboral: Clave para un desarrollo sostenible y equitativo en Panamá
Por: Adriana Paredes, Gerente de Comunicaciones Corporativas de Arcos Dorados Panamá
En un mundo que avanza rápidamente hacia la innovación tecnológica y el desarrollo económico, la verdadera medida del progreso de una sociedad radica en su capacidad de garantizar que nadie quede atrás. La inclusión de personas con discapacidad en el mercado laboral no solo es un acto de justicia social, sino también una oportunidad invaluable para fortalecer el tejido empresarial y construir comunidades más equitativas y sostenibles.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2023, en Panamá hay 173,079 personas con algún tipo de discapacidad, lo que representa el 4.2% de la población total del país. De ellas, 91,927 son hombres y 81,152 mujeres.
Aunque el país ha logrado avances, persisten desafíos significativos. Estudios recientes evidencian que las personas con discapacidad enfrentan barreras para acceder al mercado laboral, resaltando la urgencia de implementar políticas inclusivas efectivas.
En Arcos Dorados, nos enfocamos en impulsar la empleabilidad de las personas con discapacidad, ofreciendo entornos laborales accesibles y oportunidades para su desarrollo profesional. En Panamá, contamos con 39 colaboradores con discapacidad en diferentes restaurantes, con planes de aumentar esta cifra a 46 en los próximos meses. Desde el proceso de selección hasta la rutina diaria, implementamos iniciativas que aseguran su integración y crecimiento dentro de la compañía.
Este compromiso requiere el esfuerzo conjunto de todos los actores: colaboradores, familias, instituciones gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil. Nuestra colaboración con el Ministerio de Trabajo, a través del Programa de Apoyo a la Inserción Laboral (PAIL), y con el SENADIS ha sido clave para fomentar la integración laboral de personas con discapacidad. Estas alianzas han demostrado que la inclusión genuina es un camino posible, aunque desafiante.
Además, los beneficios de la inclusión laboral van más allá de las personas directamente impactadas. Equipos diversos aportan perspectivas innovadoras, enriquecen la cultura organizacional y promueven un ambiente de mayor empatía. Las empresas que adoptan esta visión no solo incrementan su productividad, sino que inspiran a otras a seguir su ejemplo.
Es crucial recordar que la inclusión no es un acto de caridad, sino el reconocimiento de un derecho humano fundamental. Cada acción, desde garantizar accesibilidad en los espacios de trabajo hasta educar a los equipos en diversidad, contribuye a romper barreras. La discapacidad no debe verse como una limitación, sino como parte de un espectro amplio de talentos y habilidades.
Como sociedad, tenemos la responsabilidad de actuar. En un país que aspira al desarrollo sostenible, invertir en la inclusión laboral no es una opción, sino una necesidad. El cambio empieza con el compromiso de todos. Para las empresas, el mensaje es claro: la inclusión no es solo una estrategia inteligente, sino una oportunidad para marcar una diferencia significativa en el mundo.