Cristina Rota y su lado feminista en su obra 'Trágicas'

Cristina Rota y su lado feminista en su obra 'Trágicas'

person access_timeNov 22, 2018 show_chart611 Vistas chatComentarios

Cristina Rota dramaturga, directora y reconocida maestra de actores, repone en la Sala Mirador de Madrid su obra Trágicas, una versión personal de Un trágico a pesar suyo, de Chéjov, que convierte en femeninos los personajes masculinos. 

La dramaturga responde las siguientes preguntas:

¿Qué le llevó al teatro?

Desde los cinco años me iniciaron en poesía y aprendí a amar a los poetas, y a los ocho en música, concretamente piano. A partir de ahí todo fue un profundo amor a la danza, los poetas y la música.

¿Es posible leer en clave feminista todos los clásicos? ¿Algunos más que otros?

Feminismo es humanismo, por lo tanto todo debiera ser leído desde un punto de vista feminista porque es tan amplio que encierra todos los géneros, si es que existen géneros.

¿Qué le atrajo de esta pieza?

Lo que más nos atrajo de esta obra es la premisa: "Los conflictos no resueltos nos instalan en una queja estéril". Me obsesiona el paralelismo con nuestra sociedad cansada, en tanto que tiene tan inyectados los mandatos sociales que ni siquiera se rebela contra ellos.

¿Qué canción escogería como autorretrato?

Son muchísimas, según mi estado de ánimo.

¿Cuál es la última obra teatral que le ha gustado?

Las últimas obras que me han conmovido, conmocionado, modificado, son la Medea de Tomaž Pandur y Un trozo invisible de este mundo, de Juan Diego Botto. Hace demasiado tiempo ya.

¿Y su favorita de todos los tiempos?

De los autores teatrales, Lorca es el poeta que más amo.

Si no se dedicara al teatro, ¿qué le gustaría ser?

No escogería otra profesión, no hay otra que encuentre más humana, sabia... Tampoco creo que yo me pudiera dedicar a otra cosa que no sea el teatro y todo lo que abarca.

¿Qué libro tiene ahora en su mesilla de noche?

Tengo cinco libros. Releo una vez más Tío Vania, de Chéjov; La sociedad del cansancio, de Byung-Chul Han; Deshacer el género, de Judith Butler; y otro de Janine Pugget: Subjetivación discontinua y psicoanálisis: incertidumbre y certezas. También releo La señorita Julia, de Strindberg. Francamente, esto es lo que tengo en un gran escritorio de noche.

¿Qué encargo o obra no aceptaría jamás?

Jamás aceptaría una obra en la que no pudiese disfrutar y encarar con amor la tarea de crear, ya me ha pasado y ha sido traumático. Ni tampoco una obra que no me conmoviese.



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