Cada pérdida de un estudiante es una gran pérdida de un futuro profesional para el país

Existe urgencia en reducir tasas de deserción escolar y la adaptación del talento humano al desarrollo del país

 

 De cara a un próximo cambio de Gobierno, la Universidad del Istmo, casa de estudios que se encargó de liderar el único debate presidencial para jóvenes in situ con estudiantes, ha manifestado la preocupación que existe por las altas tasas de deserción escolar y su impacto en la profesionalización de los panameños que terminan por no poder ingresar a las universidades del país.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo para el 2016, la matrícula de jóvenes en las escuelas del país fue de 1,036,423 estudiantes a nivel país, lo que representó una disminución absoluta de 32,293 alumnos en comparación con el 2015, cuando fue de 1,068,716 estudiantes. 

Frente a estas estadísticas, Adriana Angarita, Rectora de la Universidad del Istmo manifestó que “cada pérdida de un estudiante es una gran pérdida de un futuro profesional para el país, por lo que es prioritario llevar estadísticas de la deserción escolar media, así como una profunda adaptación del talento humano al desarrollo del país y del mundo”.

Hoy día, Panamá emite alrededor de becas 35 convocatorias de becas internacionales de las cuales muchas se quedan sin ocupar, indicativo de que a pesar de que las oportunidades existen, los jóvenes no cuentan con el nivel educativo optimo para aprovecharlas o la posibilidad no se encuentra entre sus prioridades.

“Desde la Universidad del Istmo, estamos dispuestos a trabajar de la mano con el nuevo Gobierno, para aportar nuestra trayectoria en la definición de los objetivos que como país debemos lograr en materia de educación superior”, agregó Angarita.

La Rectora también recalcó la importancia de que el proceso de avance tecnológico y la gestión apropiada de las posibilidades para los panameños se produzca a través de un alineamiento entre las entidades reguladoras, las de acreditación como CONEAUPA, el Estado, las entidades de financiamiento educativo como el IFARHU, científicas como SENACYT y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).