¿Las camisas con mensajes sociales son una estafa?

¿Las camisas con mensajes sociales son una estafa?

person access_timeJul 29, 2018 show_chart1142 Vistas chatComentarios

Alan Martofel, CEO de Feminist Apparel, en el pasado mes de junio, una asociación de supervivientes a violaciones alertó a los empleados de la marca de un post de Facebook de su jefe (fechado en 2013) donde Martofel admitía ser un agresor sexual, “He acercado mi paquete por detrás a mujeres en autobuses y conciertos sin su consentimiento. Me he enrollado con la tía borracha de la fiesta porque era la fácil. He cogido la mano de una mujer mientras dormía y la he puesto en mi pene”.

Sus trabajadores al enterarse de esto, firmaron una carta conjunta en la que exigía la dimisión de Martofel y que pidiese perdón a sus clientes.

En ese sentido, una de las extrabajadoras a Refinery 29, señaló “Este se suponía que era un sitio ético y feminista”.

Además, agregó que “fue muy duro enterarse de que Alan había hecho todas estas cosas y nos las había escondido, porque eso significaba que habíamos estado trabajando con un abusador que, además, se quedaba con el dinero de víctimas de esos abusos“.

Cabe señalar que Martofel inició su marca mientras preparaba un documental sobre las violaciones en su campus universitario. Que, para financiar su película, se le ocurrió vender camisetas con frases a favor de la igualdad entre géneros y que así nació una marca que destina parte de sus ganancias a las artistas/activistas que idean los diseños.

El caso de Feminist Apparel y su capo agresor sexual se une a la cada vez más engrosada lista de otras marcas que hicieron del feminismo corporativo su bandera y subieron a sus CEO’s a la ola mediática de glorificación.

Por su parte, la marketinización del feminismo o del activismo político se ha convertido en una auténtica plaga que vacía de significado a la propia lucha contracultural.

Lo confirma Rachel Greenwald Smith en su reciente repaso sociocultural a la moda política en Los Angeles Review of Books, donde enfatiza que la camiseta con mensaje “no es un vehículo para la política, para marcar la diferencia entre amigos y enemigos. Es la evidencia de lo fácil que es comercializar la disidencia. En lugar de mostrar una polarización, de aumentar la energía política, la popularidad de la camiseta con mensaje es una evidencia de la disolución de lo político”.



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