Año que marcó un nuevo capítulo en la historia de la MLB
El séptimo juego de Serie Mundial en un cuarto de siglo no había sido modelo de virtudes, debido a las malas decisiones de los managers en cuanto a sus lanzadores, las carreras anotadas después de un lanzamiento descontrolado, el ponche de Javier Báez durante el 9no innig y la carrera de ventaja.
Los fanáticos de los Cachorros de Chicago se encuentran tranquilos, quienes consideraban que tenía que ganar si o si contra los Indios de Cleveland y así darle fin a la sequía de 108 años sin campeonatos.
Esto se hizo de la forma más dramática para el cierre de campaña donde lideraron los mayores con 103 victorias en la temporada regular, y se están preparando porque van por más.
Un chaparrón cayó en el momento más oportuno, en el cual se temía de otro infausto desenlace para Chicago, que había sido torturado durante unas cuantas décadas por la maldición de una cabra, la mala suerte de un gato negro y el recuerdo de Steve Bartman.
Los Cachorros se encaminaban hacia un triunfo hasta que Aroldis Chapman, permitió un doble remolcador a Brandon Guyer y después un jonrón de dos carreras a Rajai Davis, teniendo una ventaja de tres carreras.
Tas el empate de 6-6 los umpires interrumpieron el juego por la lluvia, y el cubano Chapman lloró tras sacar tres outs del noveno. Mientras que Heyward, reunió a todos en la sala de pesas para recordarles “la clase de equipo que somos”.
La pausa de 17 minutos sosegó a los Cachorros, para luego convertirse en club campeón Serie Mundial.