Erika Ender ‘La niña y la mujer’

Erika Ender ‘La niña y la mujer’

person access_timeDec 9, 2017 show_chart1025 Vistas chatComentarios

Nuestra querida Erika Ender siempre nos comparte mensajes y fotos en su cuenta personal de Instagram. Esta vez, compartió una foto cuando era niña comparándola con la mujer que es hoy en día conservando su misma esencia y sonrisa.

Junto a la foto colocó: “LA NIÑA Y LA MUJER, dejé que creciera la niña... En cuerpo, alma y experiencias... Pero jamás dejé que perdiera la dulzura, la transparencia, la inocencia y la espontaneidad. Dejé que la vida moldeara su carácter y la hiciera aprender de los golpes y raspones del camino... Pero mantuve sus ganas de volverse a levantar, de ver todo desde el lado bueno, de mantener la alegría, el optimismo y la simplicidad y humildad ante lo que se podía cambiar y lo que no en su mundo”.

Asimismo, añadió: “Dejé que la mujer aprendiera a ver las señales y alarmas en la gente en la que no se puede confiar o creer, pero mantuve su confianza absoluta en el amor, las amistades y su instinto abierto en lo que vale la pena arriesgar, con la pureza de un niño.
Dejé que la mujer aprendiera a maquillar su rostro e incluso sus ojos, pero jamás saqué a la niña de la mirada... Jamás dejé que los ojos de la mujer fueran otra cosa que agua clara, para dejar ver el alma, a primera vista”.

Texto completo en el post de Instagram a continuación.

LA NIÑA Y LA MUJER -Dejé que creciera la niña... En cuerpo, alma y experiencias... Pero jamás dejé que perdiera la dulzura, la transparencia, la inocencia y la espontaneidad. -Dejé que la vida moldeara su carácter y la hiciera aprender de los golpes y raspones del camino... Pero mantuve sus ganas de volverse a levantar, de ver todo desde el lado bueno, de mantener la alegría, el optimismo y la simplicidad y humildad ante lo que se podía cambiar y lo que no en su mundo. -Dejé que la mujer aprendiera a ver las señales y alarmas en la gente en la que no se puede confiar o creer, pero mantuve su confianza absoluta en el amor, las amistades y su instinto abierto en lo que vale la pena arriesgar, con la pureza de un niño. -Dejé que la mujer aprendiera a maquillar su rostro e incluso sus ojos, pero jamás saqué a la niña de la mirada... Jamás dejé que los ojos de la mujer fueran otra cosa que agua clara, para dejar ver el alma, a primera vista. -Dejé que la mujer aprendiera de composturas, protocolos y comportamientos, pero jamás que desapareciera el entusiasmo, lo genuino, lo espontaneo de los momentos imprevistos y las conexiones que se hacen del corazón. -Dejé que la mujer aprendiera a como decir las cosas, pero mantuve la puerta abierta para hablarle a todo y a todos... Para ver lo lindo en cada cosa y cada persona, para dejárselos saber. -Dejé que la mujer escogiera bien a su círculo de amistades cercanas, pero que la niña se mantuviera siempre abierta a una nueva y mágica persona que pueda aparecer en su vida... -Dejé que la mujer entendiera que en la sociedad existe el consumismo, el odio, la envidia y tantos otros sentimientos negativos, pero no dejé que entrasen nunca a su corazón... Dejé que la niña neutralice todo lo negativo y lo convierta en positivo desde la comprensión, el perdón y la paciencia... Ambas viven dentro... Una ayuda a la otra. Una mantiene alerta a la otra, una relaja a la otra... Pero ambas se toman de la mano a cada paso del camino. Porque aprendí que no hay niño sin adulto, pero no hay adulto sin el niño que llevamos dentro. #ErikaEnder

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