Charlie Sheen gritó en una fiesta que 'no toques mi sangre'

Charlie Sheen gritó en una fiesta que 'no toques mi sangre'

person access_timeNov 27, 2015 show_chart2634 Vistas chatComentarios
Charlie Sheen sigue dando de qué hablar relacionado a su reciente declaración en la que confirmaba que lleva años siendo VIH positivo, ahora sale a relucir las declaraciones de Steve Han, asistente de Charlie Sheen quien confirmo que tras unos suceso correspondientes al año 2012 comenzó a pensar que algo malo sucedía con Sheen.

Han indica que en 2012 en medio de una fiesta en la que Charlie Sheen se encontraba bastante borracho y drogado, comenzó a jugar con una navaja, estando presente algunos amigos y varias estrellas porno, Sheen terminó cortándose la pierna y sus sangre salpicó la alfombra y un iPad uno de sus amigos trato de tocarla diciendo Ésa es sangre de tigre, Charlie" pero alarmado Charlie Sheen le grito "¡No toques mi sangre, no toques mi sangre, tengo esta cosa!".

"Fue una reacción muy extraña, parecía verdaderamente preocupado ante la idea de que alguien pudiera tocar su sangre. Estábamos de fiesta y nadie le dio demasiada importancia porque fue una noche muy salvaje, pero en el fondo yo sabía que algo iba mal, lo podía ver en sus ojos. En aquel momento pensé que a lo mejor tenía hepatitis C o algo así, nunca me imaginé que pudiera ser peor. Sabía que pasaba algo, pero no sabía qué" indicó Han en una entrevista al periódico Daily Mail.

Luego de ello Han explica que Sheen terminó contándole todo "Me acuerdo que yo tuve algunos problemas con uno de los guardaespaldas de Charlie porque el tipo estaba siendo muy duro conmigo y me molestaba. Una noche Charlie me preguntó qué estaba pasando. Nos sentamos en la cocina y empecé a contarle mis problemas y me desahogué con él, me puse algo emotivo. Estábamos siendo honestos el uno con el otro, yo le estaba contando mis problemas con el guardaespaldas y él empezó a contarme los suyos y me dijo que la vida no era perfecta. Fue entonces cuando me dijo: 'Soy VIH positivo', se mostró un poco indiferente. Me quedé paralizado, se notaba que le entristecía tener que decírmelo, era evidente que no quería contármelo porque solo quería empatizar conmigo. Se mostró muy fuerte, dijo: 'No pasa nada, no llores. No me estoy muriendo, las cosas mejorarán'. Me tranquilizó diciéndome que tenía los mejores médicos y que le estaban cuidando. Para él, esto no es una sentencia de muerte"


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