Filmar en Panamá, una locura

Filmar en Panamá, una locura

person access_timeMar 28, 2012 show_chart8959 Vistas chatComentarios

¿Qué tienen en común un lienzo de Jockson Pollock valorado en 140 millones, un espectacular asalto a un carro blindado debajo del puente de la 3 de Noviembre con muertos y heridos a plena luz de día, y una efectiva operación de contrabando de millones de dólares falsos hacia la ciudad de Nueva Orleans? Los tres elementos tienen como escenario a la ciudad de Panamá, pero vista desde la cámara del realizador Baltasar Kormákur y su editora Elísabet Ronalds para el remake de su popular cinta nórdica Reykjavík-Rotterdam, ahora titulada Contrabando.

Hay que reconocer que por primera vez, Panamá como sitio de locaciones cinematográficas, es utilizada como pieza clave digna de una historia de ficción bien contada y lo suficientemente atractiva para que el público se dé cuenta de que el país tiene madera suficiente para convertirse en un extraordinario lugar para hacer cine de primer nivel.

En el pasado, hubo ciertas referencias cinematográficas. Tal es el caso de un filme de John Huston titulado Across the Pacific, con Humphrey Bogart como el capitán Briggs que deberá abordar el barco japonés Genoa Mary para ir a china a través del Canal de Panamá; el filme Riff Raff, de 1947; la utilización del Canal de Panamá para una de las ediciones de Cupido Motorizado, el filme de acción Sniper con Tom Berenguer; una mención del personaje de Dominc Toretto escondiéndose en Panamá para la cuarta parta de Rápido y Furioso, y claro está, las conocidas El Sastre de Panamá (parodia de mal gusto de John Boorman) y Quantum of Solace (ingrata película Bond porque nos convirtieron en Bolivia, Haití y cualquier otro sitio en vez de usarnos apropiadamente para contar las aventuras del agente británico).

Ahora, en Contrabando, el país está al servicio de la historia y lo enriquece para darle mayor veracidad a la travesía de un retirado maestro del contrabando que debe regresar al negocio para saldar una deuda de su cuñado, que metido en un tráfico de drogas para un matón de poca monta, deberá pagar con su vida la mala decisión tomada. Así, el protagonista, Mark Walhberg, quien también produce la película, deberá trasladarse en barco desde Nueva Orleans hacia Panamá y regresar con un cargamento de dinero falso que permita saldar la cuenta del hermano de su esposa.

Por supuesto que las cosas se complican y las situaciones lo llevan a asociarse con un pequeño capo panameño (Diego Luna) que, en un último trabajo, lo invita al atraco de un camión blindado para llevarse un paquete importante.

El ritmo que toma el filme y la técnica empelada, que incluye un manejo veraz de fotografía a cargo de Barry Aycroyd, impecable con sus trabajos para la ganadora del Oscar Zona de Miedo y la extraordinaria Vuelo 93, hacen de Contrabando un competente thriller de acción con buenas actuaciones de Ben Foster y Geovanni Ribisi.

Lo interesante es que el propio Walhberg, en una entrevista realizada para el portal www.globaladdicts.com se refirió al hecho de filmar tanto en Nueva Orleans como en Panamá como: una locura.

Al final, esa locura de filmar en Panamá le aportó valor agregado a las escenas más complicadas de acción y de igual manera recreó al país dentro del contexto de la historia contada.



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